ELLE: Se dice que no querias ser una actriz. Una cosa extraña si se piensa que vienes de una familia de actores.
Blake: El sueño de llegar a ser una actriz no me ha obsesionado nunca. Mis padres, actores y profesores de arte dramático, me han llevado siempre con ellos: he estado sobre los platós de sus películas, a teatro, a los cursos de improvisación. Todo lo que sé lo he aprendido así: creo que sea por esto que el día en que me he encontrado delante de una telecámara no me he sentido extraviada. Quiero de veras esta profesión, pero mi pasión es otra: la cocina.
Blake: No lo sé, quizás de mis orígenes del Sur de los Estados Unidos: incluso siendo crecida en Los Ángeles me siento una mujer del Sur. Durante las pausas del rodaje de Gossip Girl, cocino. Es una de aquellas actividades como la pintura a acuarela, que me permite de relajarme. Adoro hacer dulces y la cocina italiana: podría pasar horas al Chelsea Market o en la nueva tienda de Mario Batali a Nueva York a comprar los mejores ingredientes. ¡Digamos que no pudiera hacer nunca una dieta y nutrirme de tristes ensaladas!
ELLE: ¿Qué relación tienes con tu madre?
Blake: Siempre nos llamamos. Es ella que me ha dado el gusto por la moda. Me gusta crear un looke con piezas diferentes: del vintage al alta costura. Podría gastar una fortuna en Isabel Marant pero soy una gran fanatica del jóvenes diseñadore Jenny Packham. En la noche me inspiro en los iconos del cine como a Grace Kelly, Audrey Hepburn, Jean Seberg y Anna Karina.
ELLE: ¿Ser elegida por Karl Lagerfeld como su musa ha sido mejor que ganar un Óscar?
Blake: Ay, Dios mio, ha sido mágico. Encontrarme sobre la famosa escalinata Chanel, con encima un vestido Chanel y él allí presente ha sido una experiencia surreal. Soy una persona feliz de naturaleza y estoy gozándome cada instante de lo que estoy viviendo bajo esta buena estrella.
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